‘Cachito’ para sus paisanos, el ‘Ciego’ para el resto: los 60 años de Juan Carlos Oblitas
De jugador a gerente: el entrenador que estuvo a punto de llevarnos a un Mundial se considera “un luchador” y “un hincha sin pasión”
ALFREDO ESPINOZA FLORES
Redacción Online
Dicen que en el país de los tuertos, el ciego es rey. Cuando Perú se enfrentaba a su peor momento futbolístico, entrada la década de los noventa, Juan Carlos Oblitas armó un poderoso equipo celeste y se basó en el mismo para realizar la única buena campaña de la selección nacional en más de 20 años. El mismo jugador de Universitario que disputó la final de la Copa Libertadores en 1972 forjó el equipo de Sporting Cristal que salió subcampeón de América 25 años después.
Como mejor gol se le atribuye siempre el que hizo de chalaca contra Chile en la Copa América de 1975, pero él recuerda más otro. “Fue un golazo, pero el más importante para mí fue el que le hice a Fillol (en las eliminatorias para México 86)”, anotación con la que se derrotó a Argentina en Lima y luego se tentó una clasificación en “un partido durísimo”, contra la selección que se llevó el Mundial.
El miércoles cumplió 60 años de vida y más de 40 en el fútbol.
OBLITAS ANTES DE LOS 20
Jugador de fulbito en el Terrazas, admiraba a Héctor Chumpitaz, Roberto Challe, entre otros. Todos jugadores de Universitario de Deportes. “Eran mis ídolos”, recuerda. Era 1968 y él tenía 17 cuando los vio en Arequipa. Ni se le pasaba por la cabeza que meses más tarde estaría entrenando en el mismo estadio y, poco después, amarrándose los chimpunes a su lado.
Años antes había llegado a Lima desde Mollendo, su ciudad natal, para estudiar medicina (también fue alumno de ciencias económicas). Un amigo de él, el dirigente Dyer, lo convenció para probarse en el cuadro crema. Escribió en un papel al DT de entonces: “Acá te mando al futuro puntero izquierdo de la selección peruana”. A los 4 días ya tenía contrato. Debutó en Primera División un año después. Por las noches, estudiaba ciencias económicas.
OBLITAS A LOS 20
Con apenas 21 años, en 1972, llegó a la final de la ansiada Copa Libertadores. Era el primer equipo peruano en lograrlo. Y uno que lo hizo jugando con suplentes. Juan Carlos reconoce haber pensado que la final la debieron jugar los que llegaron hasta esa instancia. Sin embargo, hoy, casi 40 años después, asegura que él habría hecho lo mismo de ser el entrenador. Los merengues cayeron ante Independiente y nadie –no los titulares ni los del banquillo que jugaban como si fuesen los primeros- conversó al respecto.
Ganó 3 campeonatos y luego pasó a las filas del Sporting Cristal. En ese momento, no sintió ningún conflicto al jugar por otro equipo nacional del que no era hincha. Su paso por el Elche CF. de España lo recuerda con cierta frustración: se fue porque se dio cuenta de que estaban haciendo arreglos con su pase entre el director técnico y el representante. “Pequé de romántico… Ahora pienso ‘Qué cojudo fui’”. Jugó por el Veracruz de México y por el Seressien de Bélgica.
Pero la mejor parte de la segunda mitad de esta década la protagonizó vistiendo la blanquirroja. En 1975, a los 24 años, fue campeón de la Copa América. “La jugamos sin recibir un real, viajábamos paupérrimamente. Nosotros luchamos para que con un buen resultado nos respeten”, recuerda. Y estos se dieron. “Era un equipazo y salió mejor de lo previsto”.
Tres años después integró la selección peruana que jugó la Copa del Mundo de 1978. “Pasó lo de siempre: empezamos bien y terminamos mal”. El último partido se perdió 6-0 contra el local Argentina, en una misteriosa presentación. Algunos dicen que la bicolor se echó. “No pienso hablar más de ese tema. Es desagradable”, se excusa.
OBLITAS A LOS 30
Ya sobre el final de una exitosa carrera, lejos de apagarse lentamente, cerró el ciclo con fuerza. Jugó un segundo Mundial: España 82. “Fui con una ilusión muy grande. La de las Eliminatorias del 81 era la mejor selección peruana, pero el equipo se preparó muy mal. Primó lo comercial y no lo deportivo. Al final pagamos caro la cantidad de partidos… fue un fracaso”, cuenta con nostalgia, con ese sentimiento de que se pudo hacer mucho más.
Luego regresó a Universitario, el club con el que había debutado, y salió campeón nacional en 1985, a los 34 años, en el último momento de su carrera. La mejor manera de decir adiós: con la copa en las manos. Pero él aclara: “No es quise terminar en la ‘U’, pero me pareció bien haber empezado ahí y también terminado”.
Su gran paso para convertirse en director técnico se dio de la noche a la mañana. El retiro prácticamente lo agarró como entrenador. En sus últimos años en Bélgica fue hizo de DT y jugador. “Ahí es donde me empieza a picar un poco…”.
No cualquiera empieza a dirigir como campeón. En 1987 fue el DT de la ‘U’ que quedó en primer lugar del torneo. Dejó el cuadro crema con otro campeonato y se mudó, otra vez, a tienda celeste. En ese momento no sabía que su piel estaba mudando.
OBLITAS A LOS 40
Cuando llegó a La Florida, al principio los directivos no entendían por qué exigía contratar a jugadores mayores. Él buscaba un equipo competitivo y que juegue bien. La combinación de aquellos con la nueva camada dio un resultado insospechado. No solo para Cristal; también para el fútbol peruano.
Ganó los campeonatos del 91, 94 y 95. En el 96 pasó a la selección de mayores. El Cristal de los 90 ya estaba forjado: el tricampeonato era cuestión de que pasen los meses, la blanquirroja estaba por cumplir una buena campaña, aunque nadie lo creía. De hecho, Juan Carlos recuerda con incredulidad cómo se negaban los jugadores a formar parte del equipo. Para él no se trataba solo de miedo al fracaso, sino de “miedo al éxito”. Con mucho esfuerzo, se logró cuajar un buen grupo. Perú quedó fuera del Mundial por diferencia de goles.
OBLITAS A LOS 50
Si alguien en ese momento pensaba que la carrera del ‘Ciego’ estaba muerta, esa persona era la verdadera miope. En 2004, a los 53 años, Juan Carlos decidió salir unos años del Perú, y en buena hora. Con el LDU llegó dos años seguidos a las semifinales de la Copa Sudamericana y salió campeón del torneo local en el 2005.
En el 2007 retornó al cuadro celeste y lo salvó de perder la categoría. Dos años después, a los 58 años, decidió dejar el buzo de DT para salir a una nueva cancha: la gerencia deportiva. Desde el 2010, Oblitas se desempeña como tal en el club que, como él dice, “siempre lo valoró”. Ese mismo que en un principio reconoce que le costó dirigir, por su marcado pasado crema. Hoy es inevitable aceptar que la piel le cambió y se tornó celeste. “Soy un hincha sin pasión”, dice, explicando que lo es porque sufre por Cristal “como profesional”, que la experiencia ha hecho que deje esa pasión solo para el momento del partido. Se ríe cuando le dicen que “es una gallina disfrazada de pavo”.
OBLITAS A LOS 60
El ‘Ciego’ cumplió 60 años el miércoles pasado, aunque tranquilamente podría pasar como si tuviera 10 menos. La edad no le ha quitado la energía que despliega ya no en las canchas, pero aún en el fútbol. Sí se apasiona cuando habla de su deporte favorito y sigue siendo un romántico cuando sueña con un cambio en nuestro país, “luchando desde adentro” y que involucre todos los ámbitos de nuestra vida. Pero es lo contrario cuando no lo ve cercano. “Soy realista, eso es lo que me ha hecho ser un sobreviviente en este medio”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario